skip to main |
skip to sidebar
Llegarescarbar.Arrancar la amapolano hay piedadpara la insultantedeclaración.Su rojo excesivoinunda el pradosu cruel risotadaenmudece el rumordel río.Manos con sangresangre viscosade amapolarastro finitoen el margendel río.Como losase arrastracargadode razonessucumbenen el pozode arenas movedizas.Camina casi no respirareptatallo de floren mano asesina.¿Porqueme arrancaste?el sueloera mi vidaquiere contestarno hay respuesta.Amaba el rojode sus pétalostodo su cuerpose derramósobre la amapola.Un gemidosoplo de vientohelado.Cadaver mano entreabiertatallo colgandosobre la rocamanantial rojosobre valle verde.
Guardo
en un saco
al viejo
vagabundo
que hurga en
la basura.
Carro
manta
mugre
perro
hambre.
¿Alguien guarda
vagabundos?
Infestan
asaltan
calles
ascienden
al primer piso
cronometan
nuestra
conciencia.
¿Qué hacer
con ellos?
Limosneros
pedigÜeños
¿te sobra
algo?
Nadie está
sobrado
bolsillos
repletos
vómitos
de exceso
caras
aprensivas
tufo
mendiguero.
Forman parte
de parques
soportales
bancos
estandartes
de miseria
Arrastran
sus verdades
en fardos
mugrientos
caminan
en rumbo
contrario
se cruzan
nos apartamos.
¡Molestan
sobran!
Tal vez nosotros
guardemos
maniatadas
ocultas
miserias
en sacos
pellejos
de vagabundo.
Fogonazos
fluidos
inventar
morder
arañar
cráteres
en la lengua.
Un lago cabe
en el ombligo.
Replegarse
instante cósmico
locura
vuelta
al vientre
materno.
Dos sombras
se abrazan
un gato
quiere
atravesarlos
insiste
maulla de rabia.