marzo 23, 2009

¿Quién vendrá a consolarme?

Hoy me he levantado con curiosidad. Las cosas que nos rodean nunca son lo que parecen. Puedes ver a un anciano bondadoso que en una de sus manos oculta un arma mortal con la que ha asestado a su esposa un golpe mortal, después de cuarenta y cinco años de relativa convivencia modélica. Nadie diría que a esa edad ese hombre podría convertirse en un asesino impío. No hay justificación para cometer ese atropello, ese asesinato brutal. A continuación comentan que ese pobre viejo se encuentra con su esposa enferma,una demencia la ha convertido en un ser sin decisión, en un ser dependiente de un esposo de setenta y siete años, con un montón de achaques que le minan y lo dejan sin fuerzas pera seguir adelante. Un instante de desesperación mira a su esposa recuerda su cara años atrás, su risa, la energía con que acometía cualquier empresa, sus ojos se humedecen. Una amarga sensación de derrota llena la mente del anciano. Ve a su mujer convertida un una extraña mueca de la mujer que él conoció.

De cualquier manera se le juzgará, cumplirá su condena. Pero no pensamos que tal vez fue un acto de amor, un duro esfuerzo para acabar con esa ingrata realidad que le dejo sin poder ayudar a ese ser niño-vegetal en que su mujer se había convertido.

¿Amor, crueldad?. Solo él tiene la solución a la pregunta. El desgarro de su corazón le impondrá la pena real, al margen de la sentencia que el juez haya dictaminado.

La vida nos presenta facetas desconocidas a la gente de a pie.

Ante un dolor insoportable tal vez el futuro se nos oscurece y la luz sea un falso señuelo de la realidad. Creemos que el camino se estrecha y termina y con él nuestro futuro.El abismo cercano nos parece un sitio para poder escapar, terminar con los problemas, cerrar los ojos, dormir para siempre, no seguir sufriendo.

¿Que verdad le justifica?
¿Quién le explica que todo pasa?
¿Cuál es esa realidad que no soporta?

Tal vez un buen consejo a tiempo, una mano que le acaricie le sacaría del trance. ¿Pero dónde está cuándo se necesita?

Juzgar el comportamiento ajeno es fácil, pero respetar las decisiones cuesta aceptarlo.

Yo hoy me encuentro mal ,¿quién vendrá a consolarme?

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