Nada es real
desde el crisol
de pensamientos
desatinados.
Me asomo
para descubrir
agazapados
oradores parlanchines
que miran
sin saber
quién soy.
A pedradas
intento alejarlos,
no huyen,
se quedan
para disfrutar
del festín
de mi putrefacción
donde moscas acuden
atraidas por el hedor.
Miro hacia bajo
ya estoy muerto.
mayo 11, 2009
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